Alejandra Oliveras nació en El Carmen, Jujuy. Ahí se crió. Cuando se convirtió en boxeadora su vida cambió. Obligada por sufrir violencia de género, "Locomotora" buscó algo que cambiara su realidad que, básicamente, la mantuviera con vida. "En realidad lo elegí porque no tenía otra, no tenía ni para comer. No podía estudiar y quería estudiar. Mi sueño era ser abogada, bailarina, cantante, karateca y astronauta, eso decía que iba a ser a los 12 años", contó en varias ocasiones.
Oliveras estaba estudiando Psicología en la Universidad de Morón. Había comenzado en 2024 y se había mostrado muy feliz con sus estudios, incluso había aprobado un final con una calificación de nueve. Ella misma había expresado que su misión, después de bajarse del ring, era "salvar vidas" y consideraba que la psicología era la herramienta para lograrlo, ya que le permitiría ayudar de verdad a las personas. Lo mismo perseguía con su incursión en la política.
Mike Tyson, el legendario boxeador de 58 años, fue quien la determinó a subirse al ring. "Trabajando en una radio de mi pueblo, yo leía el diario. Leí la noticia que contaba que Tyson había salido de la cárcel. Yo siempre fui fanática de y ahí dije: 'me gustaría ser boxeadora'. Se me presentó una persona que había sido boxeador, un hombre grande, y me dijo: “¿vos querés boxear? Yo te hago pelear”, recordó Oliveras. En las redes sociales su mensaje que también plasmaba en sus charlas motivacionales era: 'Vamos, levantáte, dale, vos podés adelgazar y si te gorrearon, separáte, pero la herramienta para ayudar de verdad a la gente es la psicología".